Si.. así es, el mensaje de hoy es muy particular ya que hoy… me asaltaron.
Esta mañana mientras esperaba a mis hijas dentro del auto en la puerta de su casa para llevarlas como todos los días a las 7 de la mañana al colegio, un hombre que venía en una bicicleta se acercó súbitamente hasta la ventanilla de mi auto y me amenazó con un arma de fuego obligándome a que abriera la ventana del auto y le entregara mis pertenencias.
Sin entrar en los detalles, nada agradables y que no agregan valor a lo que quiero expresar, solo les cuento que gracias a Dios solo me robó dinero y cosas materiales de valor que llevaba conmigo; y digo gracias a Dios porque no resulté herido ni yo ni mi hija de 14 años que en ese preciso instante salía de la casa para que su papá la lleve junto con mi otra hija al colegio.
Esto que hoy me ocurrió es una triste realidad que desde hace ya muchos años vive mi querida República Argentina; y en particular la Ciudad de Buenos Aires y la zona del gran Buenos Aires que la rodea.
Si tengo que comparar lo que me ocurrió esta mañana con las cosas que escucho, veo y leo todos los días en los medios de comunicación, debo ser justo y reconocer que lo mio no fue nada, que fue una “pequeñez”. Pero resulta que es la primera vez en mis 41 años, en que otro ser humano, al que no conozco y al que nunca le he hecho ningún daño, tuvo el coraje y falta de escrúpulos para amenazarme con un arma de fuego, y en definitiva… “jugar” durante ese instante con mi vida y la de mis seres queridos.
Como he intentado hacer siempre en la vida, al menos desde que tengo memoria y conciencia, busqué en esta horrible experiencia que me tocó vivir hoy, algo positivo, algo que aprender, algo que llevarme, algo que le dé algún sentido a la cosa.
Soy un fiel creyente de que las cosas nos ocurren por algo, y de que todo forma parte de los planes que Dios tiene para nosotros.
No siempre es fácil sacar algo positivo de las cosas, de situaciones que por todos lados muestran ser negativas y lamentables; pero creo que casi siempre hay una arista y un punto de vista desde el cual la cosa se ve de otra manera, de una manera más clara, con un poco más de “sentido”.
Hoy pensaba en lo ocurrido y decidí entonces que…
* Voy a intentar vencer el miedo que estas situaciones nos dejan, para seguir adelante… para seguir con mi vida.
* Mientras esas personas están a esas horas de la mañana intentando dañar, robar y abusar de los demás, yo voy a seguir esperando a mis hijas para llevarlas al colegio, para que en lo posible no falten ni un solo día a clase, como el día de hoy en que decidí de todos modos llevarlas a pesar del incidente.
* Voy a continuar ocupándome de la educación de mis hijas; y no hablo solamente de la educación en contenidos, sino fundamentalmente de la educación en valores; porque es eso lo que marcará la diferencia para que el día de mañana ellas estén del “bando de los buenos”, de los que se guían por el amor y el respeto por el prójimo.
* Voy a seguir pidiéndole a Dios su protección, para mí, para mi familia y para mis seres queridos; porque no tengo dudas de que Él me escucha y de que Él me protege, como lo hizo una vez más, esta mañana.
Siempre ha habido delincuentes y personas que buscan dañar a los demás; pero creo que son peores aquellos corruptos que desde las posiciones de poder en los gobiernos y en las instituciones de esta Nación, utilizan los cargos en beneficio propio, en beneficio de sus negocios personales y de sus egoístas ansias de control y poder; sin hacerse cargo de la gran responsabilidad que les toca por haber sido los depositarios del voto de los ciudadanos que han decidido delegar en ellos el gobierno de su país.
Por eso decidí también que voy a seguir confiando en la democracia, que aunque imperfecta, es la forma de gobierno que nos permite corregir en cada elección aquellas malas decisiones que hemos tomado en el pasado; quitándole el.poder a quienes no han tenido el valor de hacer el bien, y dándoselo nuevamente a aquellos otros que prometen hacerlo en adelante.
Fundamentalmente, hoy estoy agradecido a Dios, por habernos cuidado a mis hijas y a mí en este lamentable incidente que nos tocó vivir.
Creo en Dios, y sé que siempre habrá mas “buenos” que “malos” en el mundo y en la vida; así que solo me resta sentirme agradecido y continuar el camino hacia adelante, con fe, con esperanza e intentando sumar más granitos de arena en el plato positivo de la balanza.
Mis disculpas a quienes usualmente leen este blog, un espacio en el que intento compartir cosas positivas que nos den ánimo y esperanza; pero hoy tenía la necesidad de expresar esto que siento, y de compartir el optimismo y la fe, que gracias a Dios, no me han podido arrebatar.
Gracias por leerme.
Hasta pronto,
Pablo A. Giménez